Cuesta reconocerse como machista, pero una vez que identificamos cuales de nuestros comportamientos, pensamientos o prejuicios son machistas estamos en el camino de dejar de serlo.
Desde que nacemos se nos trata de manera diferenciada a hombres y mujeres, se favorece el desarrollo de determinadas habilidades, valores y gustos. Forma parte del proceso de socialización y no solo ocurre en el entorno familiar, que puede intentar ir a contracorriente, también se aprende en los centros educativos, en el barrio, el cine, la publicidad, la letra de las canciones…
No hay nada más que fijarse en que estereotipos de relaciones de pareja reflejan las canciones de moda, o que clichés reproducen los personajes de una serie, ya sea para adultos o de dibujos animados. Aunque, precisamente al ser comportamientos tan extendidos y aceptados socialmente, no se identifican como machismo, lo llamamos MICROmachismos, porque son invisibles para muchas personas.
Cinco colectivos de la ciudad de Córdoba se han formado y han hecho análisis crítico de estas cuestiones, llegando a conclusiones que ahora reflejamos en el documento “Pautas para detectar y enfrentar MICROmachismos”, actividad que forma parte del proyecto “La violencia invisible presente en los MICROmachismos: reflexión, formación y acción con asociaciones y colectivos cordobeses y centroamericanos” financiado por el Ayuntamiento de Córdoba en la convocatoria de Educación para el Desarrollo de 2017